Dante me lo dijo en el primario: “Jirafa, hay chicas para usar y chicas para novia. Vos sos de las segundas”.
Mi carrera como novia empezó a los cuatro años con Martín, mi noviecito del jardín, y desde entonces, sólo gocé de algunos cortos períodos de soltería que exprimí al máximo, sabiendo qué poco iban a durar. Sin embargo, ni siquiera entonces pude sacudirme el estigma de novia.
Si invitaba a alguien a casa en plan de soltera de vida fácil y preparaba el desayuno al día siguiente, seguramente, también terminaba preparando almuerzo, merienda y cena, cruzando los dedos porque le ocurriera alguna desgracia a mi invitado y finalmente me dejara sola.
Con el tiempo fui aprendiendo a decir con cierto encanto “convertite en pizza o andate” o “no te voy a acompañar al cumpleaños de tu mejor amigo, esas cosas las hacen las novias y yo no soy la tuya”. Pero no importaba cuán cruel fuera, siempre terminaban intentando “ennoviarme”.
El estigma de ser una chica-para-novia fue mutando con los años a “sos-una-chica-para-casarse”. Recibí y rechacé más de una propuesta de matrimonio, algo que siempre me impidió entender cómo es que existen mujeres de treinta y tantos que todavía están buscando a quién las saque de sus fines de semana de helado y pantuflas o que, acercándose a la tercera década, comienzan una búsqueda implacable por alguien que les quite el mote de “solterona”. Teniendo veintiocho años y habiendo terminado recientemente la relación más importante y prometedora, en términos de proyección futura, de mi vida, jamás me había planteado como opción engrosar sus filas, ser una de ellas.
Hasta ese día.
-Sol: Hola, Fede –tonta, tonta, ahora sabe que tenés identificador de llamadas y la próxima vez que no lo quieras atender no te va a creer que, simplemente, no estabas-. ¿Cómo estás?
-Fede: Bien… bien. ¿Vos?
-Sol: Bien –sabelo, no pienso volver a salir con vos aunque te muestres tan seguro. No me vas a enganchar, perejil.
-Fede: ¿Vamos a tomar un café?
-Sol: ¿Hoy? Imposible –mañana, pasado y traspasado mañana tampoco. No, no, no. No me vas a atrapar, no pienso ser tu novia-. Arreglamos para otro día, ¿querés? –para el día que los chanchos vuelen. Conformate con haberme besado, pero sabelo: lo hice por efecto de la cerveza.
-Fede: En realidad… bueno, no te lo quería decir por teléfono –sonaba misterioso y algo nervioso. Mi experiencia hasta ese día me indicaba que el café estaría destinado a hablar de la salida anterior, el beso y, seguramente, incluiría alguna declaración de amor.
-Sol: Mirá, Federico, yo también te quería decir que… -hice una pausa mientras buscaba con qué palabras decirle que la habíamos pasado bien, que era un chico encantador, pero yo estaba en otro plan.
-Fede: Yo también te quería decir algo. ¿Cómo te lo explico? El otro día que salimos la pasamos tan bien…
-Sol: Sí, la verdad que sí –y espero que lo hayas disfrutado porque no creo que vaya a haber otra salida.
-Fede: Sos una mina encantadora…
-Sol: Gracias… –esto me resulta conocido, no será que…
-Fede: Pero yo estoy en otro plan.
-Sol: Chan. Ahí viene la declaración de amor y la propuesta de algo más serio.
-Fede: Disculpá que no te haya llamado al día siguiente, como te prometí.
-Sol: Todo bien, no hay drama –¡es verdad! Qué desgraciado, no lo puedo creer… ¿qué se piensa que soy? ¿Una chica que besuquea y después no llama? Ah, no, no.
-Fede: Un amigo mío fue al recital. Te juro que no te estaba siguiendo, ¿eh? Es que mi amigo me invitó a un recital y no pensé que iba a ser el mismo al que vos ibas a ir… pero…
-Sol: Todo bien, en serio. ¿Por qué no me saludaste?
-Fede: Porque recién me di cuenta de que estábamos en el mismo recital cuando te vi arriba del escenario.
-Sol: Ahhhh, ¡qué papelón! –claro… descubrió mi costado alocado y se murió de amor. No lo culpo, mi bailecito fue muy sensual…
-Fede: Mi amigo me mandó el video al día siguiente…
-Sol: Sí, me quiero morir, tiene un montón de visitas, ¿viste? –soy una rockstar del baile psicodélico, nennnne. Así que sabelo: no tenés chance.
-Fede: Sí, sí, lo vi. Yo en realidad estaba buscando algo más serio, a alguien más serio y…
-Sol: ¿Eh? –yo soy seria, yo soy “la novia”. No, no, no. ¡No es así! Se supone que yo soy para-novia y me querés enganchar, como todos, claro.
-Fede: Por eso no te llamé al día siguiente. Pero no daba no llamarte más, tampoco decírtelo por teléfono, porque la pasamos tan bien y yo te dije que íbamos a volver a vernos y tal vez te ilusionaste con la idea, pero…
-Sol: Pero vos estás en otro plan, ¿no? –¡Nadie le dice “poco seria” a Sol Schwartz! ¡Nadie! Me usó como a un trapo que se besuquea y se arroja.
-Fede: Claro. Y vos… por lo visto…
-Sol: Por lo visto, no soy una chica seria –/(·¡(¿)/@”()/U($)?”=!*$(·” .
-Fede: No es nada malo, ¿eh?
-Sol: ¿Por qué habría de serlo? -$/()”?=!?$@(/**)(“/?!
-Fede: Estamos bien, entonces.
-Sol: Obvio -&/·$()/”(%·&$(*@#|#
-Fede: ¿Cómo sigue Benito?
-Sol: No sé. Me arañó, así que le arranqué el pañal de un tirón, le pegué una patada en el traste y lo mandé afuera con su dueño –no sólo no soy seria, sino que soy la chica de tus pesadillas-. Igual, ya estaba bastante deteriorado, porque no le di más los medicamentos.
-Fede: ¿Eh? ¿Cómo que…? –sonaba extrañado.
-Sol: Y, sí. La verdad, por mí que ese gato se muera. Gabriel le sigue dando de comer el alimento que lo enfermó. Si él no va a cuidar de su mascota, ¿por qué habría de hacerlo yo?
-Fede: Pero… ¿cómo está evolucionando? Es crucial que tome los remedios para la infección.
-Sol: Creo que sigue con fiebre, porque la otra noche me lo encontré en el bidet, buscando refrescarse, como la vez que lo llevé a la clínica. Ni loca lo volvía a llevar a la veterinaria. Por mí, que se ahogue en su sangre hirviente.
-Fede: ¿Sol? –sonaba horrorizado.
-Sol: ¿Qué? Además de no ser una chica seria, odio a los animales. Obviamente no soy una chica con la cual puedas tener ningún tipo de relación –y para tu información, no necesitaba ninguna explicación, yo tampoco quería nada con vos ¡Jo!
-Fede: Si no querés a Benito y Gabriel no lo va a cuidar, dénmelo a mí.
-Sol: Ni loca. Que se muera. Chau –dije fríamente y corté.
Ja, chica no seria. Yo. Claro. No, para nada… no… si me voy a quedar solterona, claro… porque soy taaaan vieja. Ok, pronto cumplo veintinueve… más dos años de noviazgo antes de casarme… hmmmm… más dos años de matrimonio para tener hijos… hmmmm… los óvulos disminuyen un 90% después de los treinta… hmmm… lo leí en Minutouno.com… pero qué va a ser cierto lo que dice ese portal… mejor me saco los zapatos y me pongo pantuflas… total estoy en casa… o sea… tendría que ponerme de novia ya… hmmmm… de cualquier modo, puedo adoptar… sí… ¿por qué pienso en estas cosas? Mejor me pongo una peli… me pido un helado y…
-Superyó: Esto te pasa por haber echado a Gabriel y al pobre Benito. Ya te lo dijo Lore: se llama mal karma.
-Sol: Callate que ya empieza “El diario de Bridget Jones”.
-Superyó: Típico de treintañera solterona.
-Sol: ¡Que te calles!